No tengo un vaso de agua
junto a mi cama:
tengo esta libreta.
A veces trazo palabras en la oscuridad,
Y el día siguiente las halla
calladas, deformadas por la luz.
Son cosas nocturnas,
puestas a secar,
que al sol se resquebrajan y revientan.
Quedan pedazos sueltos,
pobres cerámicas del sueño,
que llenan la página.
El cementerio de los pensamientos
que recojo con mis manos.
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